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Los hermanos Joan, Josep y Jordi Roca son hoy los máximos exponentes de la vanguardia creativa gastronómica. Y en su andar, lograron fusionar la cocina tradicional catalana con la búsqueda de productos interesantes y la experimentación, porque el eje de su arte es investigar y desarrollar nuevos platos en colaboración con científicos. Su restaurante –El Celler de can Roca, que ya tiene la máxima cantidad de estrellas Michelin que un restaurante puede tener– fue elegido ayer como el mejor restaurante del mundo. Un plato típico cuesta allí entre 135 y 165 euros.
En 2013, la revista británica Restaurant ya había elegido al restaurante de los hermanos Roca como el gran sucesor de un reinado que había sido propiedad, durante cinco años, del mítico Ferran Adrià, el cerebro de El Bulli y de la llamada “cocina de vanguardia”. Pero el año pasado, los Roca no pudieron retener el cetro y pasó a manos de Noma, un restaurante danés especializado en comida nórdica. Pero ayer, sobre el escenario de la sala Guildhall de Londres, se anunció: este restaurante de Girona, España, recuperó el primer puesto. Se tata de un restaurante que comenzó siendo un local modesto pegado al pequeño bar de sus padres y que hoy es un espacio de lujo con una cocina de 200 metros cuadrados tan grande como la bodega, donde albergan una de las mejores colecciones de vinos de España.
Allí, Joan –discípulo de Ferran Adrià–está al frente de la cocina salada, Josep es el sommelier y Jordi, el encargado de los platos dulces. Pero esa no fue la única buen noticia para España: Albert Adrià, hermano de Ferrán y dueño de “Tickets”, se consagró como mejor repostero del mundo.
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